Drama

 Una lluvia en invierno

                                        

Se ha comenzado un día muy extraño, nos encontramos en una época invernal donde solo debería nevar, pero, valla sorpresa ahora está lloviendo, gota tras gota una fuerte lluvia cae en la ciudad y las personas corren hacia sus casas con el cabello mojado todos si excepción pero de entre tantas personas se distingue uno, mientras todos corren, el solo camina, su rostro va bajo como si mirara las gotas del suelo.

 No le importara la lluvia que fuertemente se descarga sobre él. Parece deprimido y no se muestra razón, solo camina mientras piensa en lo que paso.

Días atrás el había tenido un amor, una chica de pelo rubio hasta la cintura que había amado con locura tanto tiempo que el podía dar su vida a cambio de ella en el segundo que fuera requerido, el problema fue su amor no correspondido.

Llego el trágico día donde la lluvia lo hizo encontrarse caminando, donde, para su desgracia, había visto a su gran amor de la mano de otro chico lo que le destrozo el corazón. El no riño o discutió solo se retiro con la mirada baja. Vencido, ahora cada lluvia le recordaba a su amor perdido el cual sabía que no volvería y por esto ahora solo

Podía caminar bajo la lluvia pensando en lo que se había ido y no en lo que podría suceder, el ya no aspiraba a nada más que a seguir delante como un robot solo por impulso, pero este sería un día que jamás iba a olvidar.

El ahora iba hacia su casa. Estaba en un tranquilo sitio no muy alejado de donde ahora se encontraba, vivía humildemente sin tantos lujos pero llevaba una vida simple, viajaba a la su escuela en el centro de la ciudad y por las tardes volvía a pie para despejar su mente de todo y poder llegar a descansar por fin. Era justo lo que hacía a diferencia de que lo que bajaba por su rostro no eran gotas de lluvia sino lagrimas inevitables por este recuerdo que lo aquejaba.

Pasaron los minutos y llego a un bello parque, este debía atravesarlo a diario para ir a casa pero pudo notar algo diferente, una chica se encontraba en un extremo de aquel parque, sola, sentada en una banca con la misma mirada pérdida que él hace unos segundos.

Por alguna razón el había perdido esa mirada de depresión al verla allí, por mero impulso pudo acercarse pues algo le parecía extraño, un ligero aire familiar le recorrió el cuerpo y un sentimiento profundo le cerró la garganta.

 Camino hasta ella y solo pudo formular una frase... "¿Que es lo que Haces aquí...?"

Esta levanto un poco el rostro y aquel decepcionado chico pudo ver el rostro llorarte de la misma mujer que una vez había amado y perdido. Ahora se encontraba en la fría banca de un parque, solitaria y deprimida tal y como el  había estado tanto tiempo desde su partida, el no supo cómo reaccionar ante esto y solo se dispuso a dar la vuelta y seguir caminando pero no le fue posible.

Aquella mujer que le había pagado tan mal ahora lo sostenía para que no se marchara. con sus temblantes brazos lo abrazaba por detrás de él y le susurraba "no te vallas... No de nuevo..."

Se detuvo ante el débil susurro entre sollozos y dio la vuelta para verla y notar que no podía darle la cara.  Ambos se sentaron en la misma banca y ella le explico lo sucedido. al parecer, luego de haberse enterado de que aquel chico que tanto la había amado se había ido y no volvería, se dio cuenta de su error, de todo lo que había dejado ir por solo un impulso de conocer a otro, ella se había arrepentido ese mismo día y había abandonado al otro sujeto y no había tenido el valor de buscarlo, sabía que la odiaría y no podía darle la cara aun teniéndolo enfrente.

"Recuerdo que cuando partiste... fue una tarde lluviosa... como esta..." Decía aun muerta en tristeza con la mirada baja

"¿y qué hacías en este lugar?"

"Yo solo... Quería pensar... quería, encontrarte"

El no quería seguirla oyendo más, le había matado el corazón y aquella lluvia lo hacía recordar eso, se levanto y esta vez logro irse.

Ella no opuso más resistencia solo sollozo mas entrando en un llanto profundo y desde entonces no volvió a saber de ella...

Hasta 5 días después, mientras caminaba de vuelta de su escuela de nuevo, un clásico vocero gritaba y vendía el noticiario, se había encontrado a una chica en aquel Lugar, donde se había quitado la vida, al parecer ella había abandonado toda gana de seguir, y buscando la salida a su depresión, se había caído al lago de aquel parque.

 Había sido encontrada en la orilla con la mano en su pecho justo sobre su corazón... en el diario decía que no había muerto ahogada, sino murió por desilusión...

El había pensado que su corazón murió cuando ella lo dejo, pero ahora sabía que solo había estado venciéndose poco a poco y ahora que ella se habría ido, estaría muerto por completo. se arrepentía, pues pudo haberse quedado, quizás, se hubiese arreglado y este solo siguió con su camino, ahora el de nuevo caminaba a su casa como si fuera un fantasma con la mirada perdida y como si no respirara.

 Así pasaron los días, las semanas, los meses uno tras de otro. El seguía de la misma manera, sin poder volver a ser como fue. Se había dado cuenta de que había perdido una parte de el cuando ella se fue, ya no le quedaban ganas de seguir caminando, solo podía recordar sus momentos juntos.

El siguiente día seria un año ya que se había ido ella.

Llego el siguiente día y volvía por donde ella había fallecido, era de nuevo invierno y sorpresa, había llovido tal y como aquel día en que la dejo marchar. Paró de caminar justo en donde ella había sido encontrada un año atrás y casi era la hora en que había sucedido.

“Se que te has ido pero quiero que sepas... que no deje de amarte jamás y voy a alcanzarte..."

Tomo su chaqueta. Debajo de ella dejo un escrito, una carta cubierta de la turbia lluvia y se poso frente a aquel lago azulado con el intenso brillo de la luna sobre él.

"Voy a verte, ya te he perdonado"

comenzó a caminar hacia dentro del lago.

"..Yo quiero ir..."

Continuo lleno a lo profundo pasó a paso y se fue sumergiendo y solo logro oírse una ultima palabra antes de que desapareciera bajo el agua.

"Te amo..."

Sigue caminando hasta ver su rostro sumergido y pidiéndose en la obscuridad que se encontraba cada vez más al fondo mientras sus ojos se cierran y en su ultimo mirar puede ver a su amada justo tomando su mano y elevándose con ella.  Cuando él está en su último momento, al cerrarlos y abrirlos de nuevo se ve a sí mismo tomado de la mano de su amada sonriente, tal y como la recordaba su ultimo feliz día.

Nunca fue encontrado su cuerpo ya que él se fue en cuerpo y alma tras de su verdadero amor y solo cruzo hacia donde ella se encontraba por la fuerza de su corazón y de su deseo de encontrarla de nuevo. eso fue lo que paso.

Lo único encontrado en ese lugar fue la carta que al siguiente día conmovió los corazones de toda la ciudad cuando fue publicada en un periódico local de los más importantes. decía lo siguiente:

"Toda vida llega a su final cuando cumple su propósito y toda puede terminarse antes o después según el objetivo que esta allá tenido, la mía termino cuando mi razón se me fue de entre las manos pero voy a alcanzarla. mi objetivo va mas allá de esta vida y alcanza la eternidad, mi objetivo es hacerla siempre feliz y aunque ya no en este mundo seguiremos juntos de la mano por que el amor real ha llegado a existir y no terminara mientras alguien pueda sentirlo en el mundo, eso es lo que lo mueve"

 

Brian Giovanni          

Mexico D.F

LA OTRA CARA DE LA MONEDA

Primera parte
 

 

 

 

 

 Con paso lento, descalzo, caminaba por la banqueta de la plazuela cerca de catedral. Tenía hambre, un día completo sin comer, metió la mano a su bolsillo y esculcó entre los hoyos del pantalón si encontrar nada, introdujo la otra mano en el bolsillo derecho y encontró dos monedas de a un peso cada una. –“Ni para un pan”- se dijo. Se dirigió a una de las bancas del parque, se sentó. Era triste saber que todo lo que él tenía se había ido así de fácil.

           Un año antes:    -“¿Te gusta mi amor?” – preguntó Eugenio a su recién esposa señalando hacia aquella hermosa casa que tenían enfrente. –“Es para ti mi vida, es para que vivamos los dos nuestro gran amor”-   -“Sí mi amor, está preciosa”- contestó Judith.   Acababan de regresar de su luna de miel. Se habían casado un mes atrás, una gran fiesta con muchos invitados. Todos muy importantes.   Eugenio Jiménez, heredero de una exitosa compañía farmacéutica, además de varios millones en el banco. Sus padres habían muerto en un accidente en la fábrica de medicinas, por una fuga de químicos que hubo.   A pesar de tener mucho dinero, Eugenio no quiso estudiar. –“¿Para qué?”- se decía –“Si de todas maneras no lo necesito”- Así que para que no dijeran que no tuvo carrera, compró el titulo y la cedula profesional de químico-biólogo. Desde que su padre murió el que se hacia cargo de todo era su mejor amigo; Ernesto. El, hacia todo lo que se tenía que hacer en la empresa mientras que Eugenio solo recibía dinero. –“Con que siempre me des dinero, has lo que te de la gana con la empresa”.   Se creía la gran cosa Eugenio. En una ocasión paseaba con Judith por el centro de la ciudad, cuando llegó un mendigo a pedirle limosna. Éste, en lugar de ayudarle lo corrió a patadas y le dijo a Judith: -“Esto es lo peor que puede haber, los malditos limosneros no deberían existir, deberían matarlos a todos”. Ella no dijo nada, solo se quedó pensativa.   Ernesto no había asistido a la boda porque estaba en gira de negocios por Sudamérica, así que cuando llegó se encontró con la sorpresa.   Aquella mañana llegó a la casa de Eugenio. Tocó la puerta hasta que la sirvienta abrió. Entró a la sala. Ahí estaba sentado Eugenio leyendo el periódico, mientras que Judith se bañaba.   -“Mira nada más”- dijo Ernesto a su mejor amigo. –“Me voy dos meses y cuando regreso me dicen que te casaste, pero lo que no sé es con quien, si traías a un montón atrás de ti y de tu dinero claro. Ja ja ja”- dijo en broma Ernesto abrazando a Eugenio. –“Pues ya ves, aquí me tienes, tanto que dije que no caería. Pero esta mujer es en verdad maravillosa. Sí la conocieras en verdad quedarías petrificado por su belleza”. -“Pues me muero de ganas por conocerla hermano”-.   -“¿Cómo te fue por allá?”- preguntó Eugenio -“Las cosas andan mal, los competidores nos están ganando terreno, tengo que invertir mas dinero por allá” -. Dijo Ernesto. -“Pues ya sabes, tu nada mas trae la chequera y ahorita te firmo un cheque en blanco para que lo inviertas, tú le pones la cantidad”- dijo Eugenio. -“Así como vas, te quedaras pobre pronto”- dijo sonriendo Ernesto, dándole la chequera. -“Tú no te preocupes, que con el dinero que tengo me alcanza para vivir unas veinte vidas completas sin preocuparme por nada y estando aquí como rey”- dijo despreocupado Eugenio y continuó: -“Tú nada mas tráeme ganancias y tu hazte cargo de todo” – terminó.   -“Perfecto, si así lo quieres, así será”- dijo Ernesto. Y al final dijo –“bueno, me tengo que ir, porque tengo trabajo”-   -“Espera, quiero que conozcas a mi esposa. Ahí viene” -. Con un paso sensual, se veía hermosa en esa bata de baño, de verdad exquisita. Pero Ernesto se sorprendió al ver que el ya la conocía, pero ella le hizo un gesto para que callara e hiciera como si nunca la había visto.   -“Ernesto, te presento a mi esposa. Judith” – ella le tendió la mano para saludarlo. -“Mucho gusto señora, encantado de conocerla”- dijo Ernesto. -“Bueno, yo me tengo que bañar, si quieren platiquen un rato mientras que yo salgo”- dijo Eugenio y se retiró del lugar. Cuando ya no los escuchaba, Ernesto enojado, haló del brazo a Judith y le dijo: -“¿Me puedes decir que demonios haces aquí?”- y ella contestó:   -“Te dije que quería dinero y no me lo diste, así que vine a conseguirlo yo”.- -“Te pedí que me esperaras un poco, además no acepto que te hayas casado con este imbecil. ¿Dónde queda nuestro amor?”- -“Nuestro amor aquí sigue, pero se tendrá que sacrificar por un tiempo, para que podamos ser felices”- -“Pero no soportare que este cabrón te bese o te haga el amor”- -“Ni modo cariño, es algo que tiene que pasar para poder conseguir lo que queramos” – -“¿Y como que tienes planeado?” – -“Ya lo sabrás poco a poco, mientras tanto, tienes que actuar como si no me conocieras mi amor, ¿Entiendes? Todo lo demás corre de mi cuenta. Ya verás que muy pronto nos iremos tu y yo con todo el dinero de este pendejo”- -“Espero que valga la pena este sacrificio” – -“Ya verás que si mi vida”- terminó ella y le dio un beso en la boca.   A los pocos minutos Eugenio volvía ya bañado.   -“Y me pueden decir ¿De que platicaron en todo este rato?” – preguntó Eugenio. -“Pues le estaba contando a Ernesto mi amor, de todos los lugares que visitamos en nuestra luna de miel”- contestó coquetamente Judith, mientras le agarraba la mano a Eugenio. -“Bueno, pues ahora si me voy”- dijo Ernesto. -“Pues ni modo hermano, tu tienes que trabajar, eso te pasa por ser pobre, nosotros iremos por ahí a dar la vuelta, al fin y al cabo dinero tenemos de sobra” – dijo Eugenio.   Ernesto estaba molesto, pero no lo hizo notar y salió de ahí como alma que lleva el diablo.   Continuará…

LA OTRA CARA DE LA MONEDA 

Segunda Parte

 

 

 

 

Ernesto aun no podía creer que Judith estuviera casada con Eugenio, apenas hacia unos meses atrás seguían siendo novios. Ella aprovechó el viaje de él para comprometerse con su mejor amigo y así poder estafarlo mejor. Desde mucho antes ya habían pensado en sacarle todo el dinero a Eugenio, pero el plan era que ella no se metería en los asuntos, salvo que el la necesitara, como fue el caso cuando la solicitó para hacer parecer un accidente la muerte de los padres de Eugenio.

Ella, era una química muy buena. Inteligente, astuta, que todo lo que se proponía lograba, él la amaba, por eso estaba dispuesto a darle todo lo que ella le pidiera, pero no podía soportar que ahora estuviera con el imbécil, estúpido y bueno para nada de Eugenio. Lo peor del caso es que ni siquiera sabia que planes tenia ella al estar con ese bueno para nada, pero lo que si era seguro que no eran nada buenos, para Eugenio claro, porque para ella si, lo que le preocupaba era que si ella era capaz de esas cosas, podría ser que también a el lo mandara por un tubo ya que consiguiera lo que se estaba proponiendo. Pero bueno, mientras el seguiría con lo suyo. Tenia planeado ponerle muchos ceros a ese cheque que su mejor amigo le acababa de firmar y claro, los depositaria en su cuenta personal, porque cuando la empresa quebrara el no quería quedarse en la calle. Para eso, faltaba muy poco. La empresa ya estaba dando patadas de ahogado. Solo faltaba el golpe final.

El tiempo pasaba muy de prisa, mientras que Ernesto seguía con sus robos a la empresa, Judith se encargaba de lo suyo con Eugenio. Desde hacia tiempo, él estaba empezando a enfermar. Claro, Judith era la causante de eso, por algo era química farmacéutica y pues desde hacia mucho tiempo le administraba pequeñas dosis de arsénico, un componente químico extremadamente toxico, que se utiliza para muchas cosas entre ellas la conservación de la madera, la fabricación de herbicidas, le administraba pequeñas dosis en los alimentos, había escogido este veneno por no tener olor ni sabor, era mas fácil que no lo notara. Los problemas gastrointestinales que esto le ocasionaba, cada vez eran peores, se le empezaba a caer el cabello, la piel se le hacia cada vez más elástica y por lo tanto le colgaban pliegues de piel, se notaba pálido, la diarrea era mas constante, erupciones por todo el cuerpo que le ocasionaban mucha comezón. Ya estaba muy débil. Eran los últimos pasos de Judith para quedarse con toda la fortuna, ya que ella seria su viuda y como las dosis de arsénico que le había administrado eran pequeñas bien podía no ser detectado. Sin embargo, tenia pensado por si las dudas evitar a toda costa la autopsia, para eso existía la corrupción y bien podría sobornar hasta las autoridades mas altas. Al fin y al cabo dinero sobraba.

Aquel día Ernesto llego a la casa de Eugenio muy pensativo. Pidió mirarlo pero Judith le dijo que no estaba en condiciones, que estaba muy enfermo.

-¡Ya tenemos lo que queríamos amor! – dijo Ernesto a Judith. – vengo a darle la noticia a Eugenio que su empresa quebró y que nos vamos.

-No creo que esté en condiciones, está muy grave.

-¿Qué le hiciste? ¿Que le diste?

-Pues algo para poder lograr nuestros propósitos.

-No era necesario que le dieras nada, te dije que todo estaba en mis manos, no entiendo porque no te esperaste a que yo arreglara todo.

-Porque me desesperé Ernesto, por eso, porque tu me dabas largas y mas largas y no podía mas, no quiero ser una pobre diablo siempre, por eso planee mi propia estrategia.

-Pues ya no te sirve tu estrategia, porque no heredarás nada si el se muere, al contrario, te quedaras con las deudas que se le han acumulado. Así que no te sirve de nada matarlo. Créeme, con esto que le hicimos es mas que suficiente y será su ruina, porque no sabe hacer nada, no sabe desenvolverse, además me he encargado de crearle una muy mala fama con los mas ricos de todo el país, para que si se le ocurre pedirles ayuda, no se la den, de hecho ya lo conocen como es, de frio y déspota con las personas, que piensa que el es el rey solo porque tiene millones, bueno tenia, porque ya son míos todos esos millones amor, así que tu dices si terminamos con esto y nos vamos.

-Si ya no me queda de otra pues lo tengo que aceptar. Ya no me sirve estarlo envenenando para que se vaya muriendo poco a poco. Pero pues creo que seria bueno darle las noticias que le tenemos ¿no crees amor?

-En realidad eres mala. Pero bueno, me encantas. Y pues le daremos las noticias que jamás esperaría que le diéramos, pero ni modo, el se las buscó.

Se dirigieron los dos a la recamara donde se encontraba acostado Eugenio. Él, por supuesto se alegró de ver a su mejor amigo.

-Amigo, amigo, necesito que me mandes traer a un doctor me estoy muriendo. Consíguete al mejor, al cabo que por dinero no nos preocupamos porque tengo mucho, millones y puedes conseguir al mas caro del mundo.

-Te equivocas amigo. – Contestó Ernesto – estamos en quiebra. La compañía no tiene ni un solo cinco.

-¡¿Qué?! Pero si yo te encargue la empresa a ti, te dije que te encargaras de hacerme ganar dinero. ¿Qué paso? ¿Dónde quedo mi dinero?

-Lo siento, unas malas inversiones, gastos de mas, en fin todo esta por terminado, la verdad la empresa ya no es tuya, cada quien vendió sus acciones cuando la crisis llegó.

-¿Por qué no me habías dicho nada?

-Por que no quería preocuparte, me dijeron que estabas enfermo y pues no quiero causarte mas daño. En fin, te aviso que esta casa tampoco ya es tuya, tuve que hipotecarla desde hace seis meses y pues como no se ha abonado nada, ha pasado a propiedad del banco, ni siquiera los muebles, así que un día de estos te echan a la calle.

-Pero pues gracias a dios tengo a mi hermosa mujer y a mi mejor amigo conmigo me imagino que tienes un plan, tú siempre tienes uno.

-Claro que tengo un plan. Pero tu no estas en el. Me voy Eugenio, he logrado hacer unos ahorros y creo que me alcanza para vivir bien el resto de mi vida.

-Pero, tú no me puedes hacer esto, somos amigos desde siempre.

-Lo siento, pero tu maldita prepotencia, tu inocencia de niño, todo eso me tiene harto, así que ni modo, te quedas solo. Dijiste que podías vivir muy bien, vamos viendo si eres capaz de sobrevivir, tendrás que pedirle ayuda a la gente que en un tiempo humillaste, a ver si quieren ayudarte. Te recomiendo pongas cara de lastima, a ver si así pueden ellos si quiera ablandarse el corazón, el cual tu no tienes, pueda ser que le hagas compañía a la señora que pedía limosna y que pateaste porque dijiste que malamente esas personas estaban ahí y que si eran pobres y pedían dinero era porque ellos querían. ¿Qué ya no te acuerdas?

-No pensé que tú me hicieras esto. Si gracias a mi saliste de pobre, te di trabajo, mi confianza y así me pagas.

-ja j aja que ironía ¿verdad? Ahora tu eres el que esta aquí llorando. Si te salvas de esta, puedes buscarme, a lo mejor tengo trabajo para ti de limpia botas. Pobre niño rico. Imbécil. Me voy y espero jamás volver a ver tu maldita y fea cara.

-Sácalo de aquí Judith, sácalo. Que se vaya el maldito malagradecido.

-Yo también me voy, con el claro. Ahora el es el que tiene dinero, tu eres un pobre diablo, siempre lo has sido pero lo tapabas muy bien con tu fortuna. Y pues Ernesto y yo siempre hemos sido novios, lo que pasa que me impacienté de que no me daba dinero, por eso me casé contigo.

-Pero los te amo, las veces que hicimos el amor, lo que disfrutamos juntos.

-Pobre Eugenio ingenuo, todo eso lo fingí para que pudieras darme todo el dinero que quería. Lástima, ya no podrás darme nada, por eso me voy. Ah y si acaso estas enfermo es por mi culpa. No creo que sobrevivas, porque las dosis de arsénico que puse en las comidas cada vez eran más fuertes. Así que lo siento, creo que este es nuestro adiós para siempre.

Sin decir una palabra más, Judith tomó de la mano a Ernesto y salieron de ahí. Eugenio se quedó llorando, quejándose de su suerte y de la confianza que le había tenido a esos dos sinvergüenzas.

Como por arte de magia y sin necesitar doctor a los días empezó a sentirse mejor. Aunque eso no era lo peor que le pasaría porque justo como le dijo Ernesto, los del banco llegaron y embargaron todo lo que poseía. Ahora, estaba en la calle. Fue a pedir ayuda a los amigos de sus padres y a muchos otros conocidos en los medios empresariales, pero ninguno le quiso ayudar. Todos en su tiempo habían sido humillados por el. No sabia hacer nada, nunca se había preocupado por aprender, la carrera la había terminado copiando y comprando los resultados, de hecho pagó por el titulo y la cedula profesional. Estaba perdido, no tenia casa, no tenia trabajo, ni siquiera dinero. Lo único que tenía era HAMBRE. Tendría que hacer algo que jamás pensó hacer y que por lo tanto odiaba: Pedir limosna.

AUGUSTO MORA